Chile suma una nueva hoja a su política exterior: el presidente Gabriel Boric fue invitado a la cumbre del grupo BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, además de sus nuevos miembros- el próximo 6 y 7 de julio en Río de Janeiro. Será la segunda participación del país tras la asistencia de la expresidenta Michelle Bachelet en 2014.

Desde Presidencia explicaron que “la presencia de Chile como invitado en la Cumbre de los BRICS está orientada a promover una oportunidad para seguir consolidando al país en la escena internacional, posicionándose como un actor relevante en temas de cooperación económica, política y social a nivel global”. Boric acompañará sesiones oficiales y mantendrá reuniones bilaterales con jefes de Estado, según confirmaron desde La Moneda.
El contexto internacional actual, marcado por una creciente disputa geopolítica entre bloques económicos, sitúa a los BRICS como un espacio emergente para impulsar una agenda multipolar. Entre sus objetivos figuran profundizar la cooperación Sur‑Sur, fortalecer la gobernanza global, y explorar alternativas al sistema liderado por instituciones como el Banco Mundial.
En su visita, Boric reafirmará la estrategia diplomática de no alinearse con un solo polo, sino diversificar relaciones, tal como lo expresó el presidente de Brasil, Lula da Silva, cuando estuvo junto a su par chileno en abril: “No quiero comerciar con Estados Unidos o China. Quiero con los dos”.
No obstante, su decisión ya ha generado críticas. José Antonio Kast advirtió que “pone en riesgo la seguridad nacional y el posicionamiento de Chile”, y censuró que el bloque incluya regímenes que señaló de “autoritarios”, como Irán o Cuba. Desde el oficialismo y sectores progresistas, en cambio, celebran la participación como un paso necesario para reposicionar a Chile en el concierto internacional y combatir el “estancamiento atlántico”.
La cumbre pondrá sobre la mesa temas estratégicos: soberanía económica, cambio climático, economías regionales, reformas al sistema financiero global -incluido el rol del banco de desarrollo de los BRICS y su posible contrapeso al dólar-. Para Chile, participar implica estar atento y, si es posible, ejercer influencia en espacios que construyen el nuevo orden mundial.
Una vez que la participación de Boric en Río está confirmada, se abre el debate sobre las conclusiones concretas que el país podrá extraer. En todo caso, la decisión marca una inflexión: en un mundo fragmentado, Chile opta por una diplomacia abierta, prestando atención a nuevos actores, sin renunciar a los vínculos establecidos previamente.