La decisión se produce tras no lograr completar con éxito su tercer proceso de reorganización financiera.
Corona: El ocaso de una tradición en el retail chileno
La tienda Corona fue fundada por el inmigrante neerlandés Leonard Schupper en 1955. Aunque nació como un negocio familiar, no permaneció en manos de la misma familia hasta el final de su historia. Tras el fallecimiento de su fundador en 1998, sus hijos —Paula, Malú y Herman Schupper— asumieron el control de la compañía.
En 2017, la empresa alcanzó uno de sus hitos más importantes, con una facturación de $155 mil millones. Sin embargo, su declive comenzó a evidenciarse cuando, en marzo de 2023, decidió cerrar su negocio financiero debido a una alta morosidad por parte de sus clientes y a los efectos de la inflación.
La Tarjeta Corona, símbolo de su presencia en el consumo masivo, registró pérdidas por $6.885 millones a septiembre de 2023, con solo 65.157 tarjetas activas y un preocupante 49 % de morosidad.
En marzo de 2024, cinco ex trabajadores demandaron a la empresa por despidos injustificados. La compañía justificó las desvinculaciones como parte de una reestructuración para afrontar las condiciones económicas adversas. Los demandantes, sin embargo, cuestionaron esa versión, señalando los avances del comercio electrónico en la firma.
Según la voluntad de Leonard Schupper, no se debía vender la empresa. Pero tras su fallecimiento, surgieron discrepancias entre los herederos. Mientras Herman impulsaba la venta al grupo chino Family Shop, controlado por la sociedad Spring Forest —que habría presentado al menos tres ofertas formales—, Paula y Malú se opusieron. Ellas propusieron en su lugar una inyección de US$15 millones en capital de trabajo desde sus empresas inmobiliarias.
Reorganización y caída final
Después de semanas de incertidumbre, la multitienda logró el respaldo de sus acreedores, quienes aprobaron una nueva propuesta de reorganización judicial. Así, Corona evitaba por segunda vez la quiebra, tras un proceso similar en 2022.
Aunque ese primer intento permitió saldar deudas, dejó a la compañía con una liquidez limitada que no bastó para resistir las crisis posteriores a la pandemia.

Una deuda insostenible
Durante el proceso judicial, se evidenció que Corona mantenía una deuda total de $66.963 millones, un peso financiero que desbordaba su capacidad operativa, dada la compleja situación del retail en Chile.
La negativa de los bancos Security, Santander y Penta a financiar su operación marcó un punto de inflexión. Según fuentes cercanas a la familia —citadas por Diario Financiero y Pulso—, los bancos no entregaron los fondos prometidos, pese al compromiso inicial de los accionistas de aportar el 50 % del capital requerido. Sin ese respaldo, el plan colapsó… y con él, las esperanzas de sobrevivencia.
Para los Schupper, el cierre de Corona marca un epílogo doloroso. A pesar de los esfuerzos personales y aportes de capital, la empresa no logró revertir su destino.
Corona pasa a engrosar una lista creciente de compañías tradicionales chilenas que han sucumbido ante los cambios en el mercado: digitalización acelerada, nuevas dinámicas de consumo y competencia global.
El impacto humano y económico
Uno de los efectos más directos del cierre fue el despido de 1.800 trabajadores, quienes fueron informados de su desvinculación la misma mañana en que se confirmó el cierre. La pérdida de empleo golpea no solo a la Región Metropolitana, sino a diversas regiones —desde Arica a Punta Arenas—, donde Corona mantenía presencia con tiendas emblemáticas.
Para muchos, no solo se trata de perder un trabajo: es el fin de un espacio familiar y estable en un contexto económico adverso, con cifras de desempleo en aumento. También se rompe el vínculo con comunidades locales donde Corona era parte del tejido comercial cotidiano.
El cierre implica, además, la interrupción de relaciones con proveedores nacionales, muchos de ellos pequeñas y medianas empresas chilenas, que abastecían a la cadena con productos textiles, calzado y artículos de consumo. El impacto económico se extiende más allá de los pasillos de sus tiendas.

¿Qué viene ahora?
Con el cierre programado para el 10 de julio, las tiendas de Corona iniciaron un proceso de liquidación total, bajo la campaña «todo a 5 lucas«, transformándose en una despedida simbólica para sus clientes más fieles.

Esta etapa busca agotar inventario, recaudar recursos y cubrir parte de los compromisos pendientes.