Este sábado 12 de julio, Universidad de Chile venció por 2-1 a Colo Colo en un duelo apretado, cargado de tensión y emociones al rojo vivo. Con este triunfo, los azules se meten de lleno en la pelea por el título del Campeonato Nacional, quedando a solo un punto de los líderes Coquimbo Unido y Audax Italiano. El partido terminó caliente, con expulsados por doquier, incluyendo a los capitanes Marcelo Díaz y Esteban Pavez, además del técnico albo, Jorge Almirón, que vio la roja tras el pitazo final.

Charles Aránguiz, el alma azul en una tarde épica

Dicen que los clásicos no se juegan, se ganan. Y vaya que la “U” lo entendió. En el Nacional, los laicos rompieron una racha negra y volvieron a saborear el triunfo ante el «Cacique», algo que no pasaba como local desde aquel inolvidable 3-2 del 2013, cuando Charles Aránguiz —sí, el mismo Príncipe— se vistió de héroe.

Esta vez, el mediocampista volvió con la corona bien puesta. Fue el motor, el cerebro y el corazón del equipo. Tomó la responsabilidad en los penales y, con su temple característico, venció a De Paul para poner el 1-0. Colo Colo reaccionó y a los 38′ Claudio Aquino marcó el empate con un tiro cruzado. Así se fueron al descanso, con todo por jugar.

El segundo tiempo fue azul. Intensamente azul.

En la segunda mitad, la «U» se lanzó con todo. Y nuevamente desde los doce pasos, el «Príncipe» se hizo grande y anotó el 2-1 (55′) tras la falta de Vegas sobre Hormazábal. Dos goles del referente y un despliegue en el mediocampo que dio cátedra: Charles no sólo fue figura, fue símbolo.

Pero este triunfo no fue obra de un solo hombre. Fue el reflejo de un grupo unido, de un equipo con hambre y con historia. Desde Assadi provocando con talento hasta Cepeda dejando el alma en cada jugada. Hormazábal aguantando como un guerrero, y el fondo azul bancando cada embate albo.

El Nacional explotó de emoción. Después de más de una década, el grito de victoria ante el eterno rival volvió a sonar fuerte. ¡Aquí está la U, con alma popular, con coraje y con el Príncipe al mando!

Ni las patadas finales ni los reclamos hicieron sombra a una tarde que quedará tatuada en el corazón azul. Porque cuando Charles Aránguiz toma la batuta y el equipo se funde en una sola fuerza… el clásico tiene dueño.