diciembre 4, 2024

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ENTÉRESE DE LAS ÚLTIMAS NOTICIAS EN BREVE

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Estudio U. de Chile: pandemia disminuyó consumo de cannabis y alcohol en jóvenes

La Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile implementó el modelo Planet Youth o Modelo Islandés sobre prevención de consumo de sustancias en adolescentes de la Región Metropolitana

En 2018, un equipo de especialistas de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile inició la implementación del modelo Planet Youth o Modelo Islandés sobre prevención de consumo de sustancias en adolescentes de la Región Metropolitana.

Este modelo de prevención primaria universal ha dado muy buenos resultados en Islandia y tiene el objetivo de crear un ambiente social enriquecido para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes.

El Dr. Adrian Mundt, psiquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, detalló que “para lograr el objetivo, el modelo propone trabajar a nivel comunal con equipos municipales y de los colegios, la implementación de actividades de ocio supervisadas, mayor tiempo con los padres y la creación de un claro discurso de rechazo al consumo de sustancias en adolescentes”.

De esta manera, los y las especialistas de la Casa de Bello comenzaron a trabajar estrechamente con los equipos de prevención de las municipalidades de seis comunas de la Región Metropolitana para implementar este modelo: Renca, Melipilla, Colina, Peñalolén, Las Condes y Lo Barnechea.

Pero, en el año 2020, las medidas introducidas para contener la pandemia de covid-19 cambiaron la vida de las personas y también llevaron a un cambio en el entorno social de los adolescentes.

El Dr. Mundt explicó que la estrategia de prevención Planet Youth cuenta con una evaluación del consumo adolescente, a través de una encuesta que se aplica cada dos años a todos los alumnos de segundo medio en las comunas que se comprometieron a participar.

En ella, se miden la prevalencia de consumo, factores de riesgo y protectores en la población adolescente, entre otros. Además, esta encuesta permite a los municipios y escuelas trabajar en la prevención con datos de prevalencia de su propia comunidad. Los datos obtenidos a través de estas evaluaciones permitieron la elaboración del estudio publicado por la revista Prevention Science.

La investigación tuvo por objetivo evaluar los cambios en la prevalencia del consumo adolescente de alcohol y cannabis entre el 2018, es decir, antes de la pandemia de covid-19, y el 2020, con la pandemia en curso, así como analizar el impacto de este evento en los resultados del consumo. Cerca de 7.500 adolescentes en 2018 y de 5.500 en 2020 fueron encuestados, estudiantes que pertenecían a 125 escuelas de los seis municipios que integran el proyecto.

Para entender qué factores de riesgo pueden haberse relacionado a la mejoría en los indicadores de prevalencia de consumo, el equipo evaluó interacciones de las variables con el tiempo (2018 y 2020) y encontraron interacciones significativas para el consumo de alcohol en pares y síntomas ansiosos y depresivos.

HALLAZGOS

“La prevalencia acumulada de consumo de alcohol bajó de 80% a 70% y la de cannabis, de 28 a 19%. El consumo de alcohol en el último mes bajó de 46% a 33%”, informó el doctor Mundt, investigador principal de este estudio.

En esta línea, agregó que transcurrido el año 2020 se constató que las medidas introducidas para contener la pandemia también llevaron a un cambio del entorno social de los adolescentes.

Respecto a este nuevo contexto, analizaron de qué forma el aislamiento en casa pudo haber incidido en este cambio e identificaron que se relacionó con la baja presencia observada de algunos de los factores de riesgo que favorecen el consumo adolescente, como “el haber estado fuera de la casa después de las 22:00 horas, el consumo de alcohol y de cannabis en pares, la embriaguez en pares en el último mes. De esta forma, pudimos relacionar la baja observada con el menor consumo de sustancias en amigos, factor muy importante en nuestro país”.

Sin embargo, advirtió el Dr. Mundt, otros factores de riesgo empeoraron como los síntomas ansiosos y depresivos, es decir, “la pandemia puede haber afectado la salud mental de los adolescentes, ya que se ha estudiado que causó un aumento sustancial en la prevalencia global, en la carga de la depresión mayor y en los trastornos de ansiedad”.

Mencionó, asimismo, el deterioro de algunos factores protectores, entendidos como aquellos que reducen la probabilidad de emitir conductas de riesgo: “Observamos que bajó el rechazo parental hacia el consumo de alcohol, por ejemplo, así como el monitoreo parental, la calidad de relación padre-hijo y el conocimiento de quiénes son los amigos y quiénes son los padres de los amigos. Por otro lado, factores de riesgo abordados por la intervención preventiva no cambiaron sustancialmente todavía”. Respecto a cómo debiera continuar esta línea investigativa, el académico planteó que “la investigación futura tiene que mostrar si las reducciones observadas en este estudio sobre el consumo de sustancias por parte de los adolescentes fueron sostenibles en el tiempo después de la reapertura de todas las actividades escolares y después del regreso de las interacciones normales con los compañeros entre los adolescentes”.

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