Durante los últimos días no han sido pocas las imágenes en televisión con las que se cuestiona el actuar de personas en comunas más vulnerables como Recoleta o Quilicura. Sin embargo, cuando se trata de cuestionar el actuar en comunas más acomodadas, el tratamiento es muy diferente.
Hace un par de días un brote de COVID-19 en un cité donde vivían decenas de personas haitianas se llevó todo el interés de los matinales de televisión. Periodistas de todos los canales se trasladaron al lugar para obtener información sobre lo sucedido. ¿El resultado? cámaras de televisión intentando colarse por cualquier espacio que permitiera captar el interior del cité para mostrar, sin ninguna precaución, los rostros de los supuestos contagiados.
En tanto, esta semana ante el anuncio de cuarentena en Recoleta, el día lunes los mismos canales de televisión se desplegaron a La Vega Central, donde producto de la medida preventiva se gestó una gran aglomeración ante el interés de las personas de abastecerse de diferentes alimentos ¿El resultado? Una exhibición de la comunidad como inconsciente y negligente en el cumplimiento de las normas sanitarias.
Por otra parte, y en un tercer caso, luego de la fiesta de cerca de 400 personas en Maipú, los rostros de televisión fueron los principales juzgadores de quienes participaron en dicha celebración, incluso en un matinal se entrevistó en vivo al DJ de la fiesta, y se le recriminó directamente su actuar y su poco arrepentimiento.
Si bien efectivamente muchas de estas acciones contradicen las normas impuestas por la autoridad en materia de prevención de COVID-19 y en algunos casos incluso los comportamientos podrían ser un delito, el principal problema de estas coberturas es que el juicio que se hace en estos casos no ocurre de forma similar en poblaciones de estratos socioeconómicos más altos.
Ejemplo de ello es la cobertura que se dio de la apertura del Mall Apumanque, donde se valoró las diferentes iniciativas de protección que mostraba el alcalde Lavín, u otro caso es cómo la televisión incluso ha difuminado los rostros de empresarios que han viajado de región a región en helicóptero, tampoco se han hecho entrevistas al respecto.
Sobre estas situaciones, en entrevista con la primera edición de Radioanálisis, el alcalde de Quilicura, Juan Carrasco, calificó como “una lástima” la cobertura que se dio en el brote vivido en su comuna. “Es un momento muy delicado de nuestra democracia la situación dada por más de seis medios cubriendo 33 contagiados, y los mismos 30 y tantos contagiados en el Saint George no fueron cubiertos por nadie. De verdad para nosotros también es tremendamente dificultosa esta marginación, este racismo encubierto porque abiertamente la nacionalidad era el conflicto”, dijo.
Junto a ello, Carrasco lamentó que la cobertura solo se enfocara en las personas contagiadas, y en ningún caso en cómo sus condiciones de vivienda fueron un factor clave a la hora de no poder cuidarse.
“Tiene mucho que ver con cómo vivimos esta etapa, cómo se vive una pandemia en 44 metros cuadrados, incluso menos, porque además en el caso nuestro de los cités nadie habló del abuso del empresario que hace estas especies de casetas, nadie habló, nadie dijo nada de eso y eso también es muy extraño”.
En tanto, respecto de esta situación, el cientista político de la Universidad de Talca, Mario Herrera, comentó que “si hay algo que hemos visto en la televisión con estas prácticamente maratones extensas en las mañanas viendo cité de migrantes y todo lo demás es la desigualdad. Cuando muestran un migrante que está en Quilicura y que tienen ciertas condiciones a ese migrante lo muestran con rostro, muestran a los hijos, pero cuando muestran al tipo que está en Las Condes, y que está infringiendo la cuarentena, que está en un supermercado es con la cara difuminada, no dan el nombre”.
“Eso también va hacia el gobierno, el gobierno al final no dio los nombres de las personas que subieron a un helicóptero y que fueron de vacaciones en el feriado de semana santa, ese reflejo de la desigualdad apoya mucho una idea de este surgimiento de la noción de ellos versus nosotros. A nosotros nos protegemos, nos difuminamos el rostro, no damos el nombre, pero a ellos los mostramos”.
Así, casualidad o no, la cobertura de los medios en lo que refiere a la pandemia, contagiados e infractores de las normas sanitarias radica mayoritariamente en población de estratos socioeconómicos más bajos y también en personas migrantes, mientras que las clases sociales más altas son omitidas en la entrega de información, o al menos cubiertas con menos énfasis a pesar de que también recaen en la infracción, pues el mismo alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, reconoció públicamente haber recibido denuncias de vecinos que realizaban fiestas durante la cuarentena.
Una irresponsabilidad inaceptable, cero respeto. En P. Hurtado/Las Condes, 23.45, 7 jóvenes iban en un auto. Los fiscalizaron, argumentaron q iban a una fiesta, q se les olvidó el toque de queda, tb dijeron q "se les pasó la hora". Es una burla a la ley y a todos nosotros.
— Joaquín Lavín (@LavinJoaquin) April 16, 2020
Al respecto, María Eugenia Domínguez, periodista y académica del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, comentó que “en la agenda mediática más cotidiana, me refiero a los matinales, los programas de conversación, etc, efectivamente hay un cuestionamiento que es tremendamente fuerte, prejuicioso, lleno de estereotipos respecto a lo que sucede en las comunas con mayor población migrante, con mayor población pobre o de bajos recursos, etc. y eso es tremendamente complicado y nocivo porque es una cobertura mediática que, además, no contribuye ni a educar ni mucho menos a señalar las condiciones de desigualdad que se expresan frente a la pandemia”.
Además, lamentó que el periodismo no ponga el foco en el lugar correcto, que es en cuestionar las razones de fondo por las que las personas viven hacinadas, en situación de pobreza o no tienen más opción que salir para buscar el sustento.
“Hay una cobertura que éticamente es cuestionable porque no pone precisamente la comunicación, o no pone la investigación periodística o las preguntas, donde tiene que ponerlas, y eso porque esas diferencias de cobertura son las mismas históricas, se señala con nombre y apellido a quien transgrede la ley y es pobre y se señala con iniciales a quien no lo es, y finalmente esta pandemia partió de los barrios del oriente de Santiago y el Maule, con gente que viajó, con mayores recursos, y se expande hacia los sectores más pobres que no tienen ninguna posibilidad de tomar las medidas y de defenderse frente a esta situación”, explicó.
Por otra parte, María Eugenia Domínguez comentó que debe haber un cuestionamiento por parte de los medios de comunicación, pues deben cumplir con una función ética y con una responsabilidad social: “Es necesario ir más allá porque estamos en un escenario donde ser pobre, no vivir en las comunas del sector oriente, implica desde ya una condena anticipada”.
Desde el Colegio de Periodistas, la coordinadora de la Comisión de Derechos Humanos, Paula Correa, comentó que han estado muy preocupados por la discriminación y estigmatización que se hace a sectores populares y también a población migrante.
“El Gobierno ha ocupado una estrategia para enfrentar la pandemia que no tiene que ver con una cuarentena total, sino particulares por comunas y eso se presta mucho para la estigmatización de muchos sectores (…)porque los medios de comunicación muestran finalmente que en el tipo de cobertura que hacen el acento se pone en los sectores populares como propagadores y a veces hasta responsables de la crisis, en lugar de destacar el inicio de la pandemia”.
“Lamentablemente el virus viene desde afuera lo que implica, se deduce, que ha sido traída por personas que han tenido la posibilidad o el privilegio, ya sea por vacaciones o trabajo o por lo que sea, de viajar o personas que han llegado al país, y viajar es un privilegio. El virus no discrimina, el virus trata a todos por igual, el tema es que la sociedad lo está haciendo”, comentó.
Por ello, Paula Correa llamó a los y las periodistas a siempre considerar el respeto de los derechos humanos en la información, y también que no se puede estigmatizar: “Yo le recomendaría a los colegas revisar las orientaciones en temas de cobertura en tiempos de COVID que han aparecido desde diversos sectores, con la finalidad de no estigmatizar ni a sectores populares ni a población migrante”.
Por su parte, la socióloga Emmanuelle Barozet, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile e investigadora asociada del Centro de Estudios del Conflicto y la Cohesión Social, COES, explicó que la concentración de medios es un factor importante en el trabajo periodístico que se hace en Chile.
“Tenemos que dejar claro que ha habido una crisis de los medios en el último tiempo que se inicia con el estallido y se profundiza ahora y, por lo tanto, estamos en un momento en que la cobertura está aún más sesgada y aún más limitada. Yo creo que hay que partir con eso porque en este país la cobertura es bien específica respecto de otros medios en otras partes, en otros países, donde los medios no son tan concentrados como si es el caso de Chile”, dijo.
Además, la académica señaló que “lo que hemos visto es la dimensión más sensacionalista en lo que son los matinales y una información retomada desde los noticieros también bastante crónica roja, escandalosa. Sabemos que para el caso de Chile, en general, hay una especie de dramatización con música que es una forma de dar cuenta de realidades sociales con una distorsión muy fuerte, entonces también hay que pensar en que la manera en que se representan ciertos grupos sociales siempre ha existido y ahora se acentúa”.
Asimismo, la experta calificó como una novedad que los medios sí se están abriendo a exponer temas referentes a cuestionar a la elité, a pesar de que todavía las discusiones no tocan temas más de fondo, como por ejemplo el enriquecimiento, o incluso el retiro de utilidades versus el no pago de sueldos.
Asimismo, indicó que desde los y las periodistas también hay una autocensura con la elité: “Hay una diferencia muy grande entre el compañero haitiano y ese señor de elité al que le taparon la cara, y es que el periodista que cubre esta noticia, o la persona que graba con su celular sabe perfectamente que con el compañero haitiano no va llegar un abogado a decirle que ha hecho un mal uso de la imagen. En cambio si se filma a alguien de la elité sabe que le va llegar una denuncia, también hay que estar conscientes de la autocensura que produce el dar cuenta de la vida de la elité, que tiene a su disposición mucho más medios que el ciudadano promedio”.
Ante este escenario en que la estigmatización y la discriminación mediática se acrecientan es clave no solo que los y las periodistas cuestionen su forma de trabajar y respeten los derechos humanos a la hora de las coberturas, sino también avanzar en la disminución de la concentración de medios, puesto que este también es un factor esencial a la hora de generar espacios de cuestionamiento a las elites y un abordaje de temas con miradas más pluralistas.
By: Andrea Bustos C. / Diario Uchile