La destitución del comandante del Ejército, Juan José Zúñiga, tras amenazar al expresidente Evo Morales (2006-2019), fue supuestamente el detonante de un fallido intento de golpe de Estado en Bolivia que duró poco menos de cuatro horas.
Tanques del Ejército y soldados armados, a las órdenes de Zúñiga, invadieron el Palacio Quemado, la histórica sede presidencial, donde actualmente reside el poder ejecutivo.
En unas imágenes que han dado la vuelta al mundo se vio al presidente del Gobierno, Luis Arce, encarando a Zúñiga, a quien ordenó desmovilizar a las tropas.
El general rebelde aseguró que «liberaría» a «todos los presos políticos», incluida la expresidenta Jeanine Añez y al gobernador opositor Luis Fernando Camacho, ambos en prisión por el golpe de Estado de noviembre de 2019 contra Morales.
Inmediatamente, Arce juramentó a la nueva dirección de las fuerzas armadas y Zúñiga fue detenido. «Nadie podrá quitarnos la democracia que hemos logrado», comentó el presidente.
Zúñiga admitió a la Policía que no se llevó a cabo el golpe de Estado por motivos logísticos. La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, leyó a la prensa un parte de la declaración del militar en la que explicó que «las unidades de Viacha tardaron en llegar» y que «también el personal de la Armada y de la Fuerza Aérea no pudieron llegar».
Por su parte, el ministro boliviano de Gobierno, Eduardo del Castillo, subrayó que la intención de Zúñiga era «tomar el mando» del país. «A lo que apuntaba Zúñiga era tomar el mando de nuestro país, convertirse en capitán general de las Fuerzas Armadas», detalló.
Y continuó: «Los heridos demuestran que esto no fue un simulacro».
Según Del Castillo, este acto de sedición se ha estado preparando durante aproximadamente tres semanas, con la implicación de un grupo de militares que conspiraron para derrocar al gobierno elegido democráticamente.
¿Quién es Zúñiga?
Zúñiga, un experto en inteligencia militar y general, fue una figura polémica en el campo castrense, siendo nombrado para el cargo en noviembre del 2022, a pesar de contar con un historial de acusaciones por corrupción y no ser uno de los oficiales más brillantes.
Mientras era arrestado, el militar -que será investigado por presuntos delitos de terrorismo y alzamiento armado- declaró rápidamente a la prensa que Arce orquestó un «autogolpe» para ganar popularidad de cara a las elecciones de 2025.
«El presidente me dijo que la situación está muy jodida, muy crítica. Es necesario preparar algo para levantar mi popularidad. ‘¿Sacamos los blindados?’ [le había preguntado a Arce y éste le respondió] ‘sacá'», apuntó.
El ministro de Justicia, Iván Lima Magne, afirmó que el general miente y «busca justificar una decisión que es suya y de la que deberá rendir cuentas ante la Corte».
Magne detalló que Zúñiga se enfrentará a una pena de entre 15 a 20 años de prisión por los delitos de atentado a la democracia y a la Constitución.
El ministro de Defensa de Bolivia, Edmundo Novillo, aseguró que todo se originó después de que Zúñiga amenazase a Morales si se presentaba como candidato presidencial a las elecciones de 2025.
Morales, que incluso afirmó tener videos y audios que prueban que el comandante quiere eliminarlo, denunció ese tipo de amenazas.
Según Novillo, Zuñiga fue cesado la noche del martes, un día antes de efectuar su «golpe fallido» en una acción militar con tanques contra la sede del Gobierno en la Paz. Por su parte, Zuñiga habría intentado conversar con el presidente tras su suspensión, pero el mandatario no le pudo atender porque estaba ocupado.
Reacción internacional y la postura de EE.UU.
Líderes latinoamericanos y mundiales de todo el espectro político se pronunciaron enérgicamente en contra del intento de golpe, condenando a los militares golpistas, lo que contrastó con la reacción de EE.UU.. Una portavoz de la Casa Blanca indicó la noche de miércoles que en Washington estaban «observando atentamente» la situación en Bolivia e instaron a la «calma y moderación».
Aunque la portavoz mencionó la «situación en Bolivia», evitó usar el término «golpe de Estado», empleado por el presidente boliviano, Luis Arce, para describir la acción de un sector del Ejército que se levantó contra su Gobierno y forzó la entrada de un tanque a la sede del Ejecutivo en La Paz. Hasta el momento, este fue el único comentario de la Casa Blanca.
El intento de golpe también se ha producido con el telón de fondo de las declaraciones de Bolivia de unirse al grupo BRICS. Para Arce, en el nuevo modelo de desarrollo boliviano y de apertura a la inversión privada foránea y nacional, los BRICS y el Banco del BRICS, «se convierten en una oportunidad».
«Hemos planteado que Bolivia forme parte de los BRICS. Es una gran oportunidad para nuestros países», afirmó recientemente el mandatario, quien agregó que la nación «tiene mucho que contribuir con sus recursos naturales».
By: RT