Sin duda, el tema económico resulta el que más ocupa a los venezolanos, porque desde hace más de tres años el país enfrenta una crisis, caracterizada por una inflación descontrolada y el desabastecimiento de ciertos productos básicos.
El constituyente Oscar Schémel, electo por el sector de los empresarios, declaró que los controles aplicados por el Gobierno venezolano al precio del dólar y de los productos no han funcionado.
El control cambiario no ha servido para controlar el precio del dólar, el control de precios no ha servido para controlar la inflación (…) prolongar los controles más allá de un período prudencial puede ser peor remedio que la enfermedad, según publicó el diario ‘Panorama‘.
Schémel expuso un argumento que los medios locales han reproducido: el control de precios enlentece la producción, estos no se vuelven rentables y por consiguiente no se encuentra en los mercados.
Para Luis Salas, magíster en Sociología del Desarrollo en América Latina e investigador asociado del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), resulta «asombroso» que nadie pruebe esa tesis. Entrevistado por RT, indicó que «la evidencia disponible demuestra lo contrario».
El gran tema
Sin duda que el tema económico resulta el que más ocupa a los venezolanos, porque desde hace más de tres años el país enfrenta una crisis, caracterizada por una inflación descontrolada, desabastecimiento de ciertos productos básicos, acaparamiento de otros y el trasiego ilegal de mercadería hacia Colombia, un fenómeno conocido como ‘bachaqueo‘. Situación que ha sido calificada por el gobierno de Nicolás Maduro como «una guerra económica«, que promovió una espiral inflacionaria marcada por la especulación con el precio del dólar en el mercado ilegal.
Los controles
En Venezuela rige desde el 2003 un control de cambio y también un control sobre el precio de algunos productos esenciales. Medidas que han enfrentado a los empresarios con el Gobierno, mientras a las afueras de los mercados aumentaron las filas para comprar productos regulados que aparecían y desparecían de los estantes. Una vez era liberado el precio de algún producto, este volvía a los aparadores de los supermercados.
El investigador Luis Salas, explica que «lo cierto es que el control de precios ya no existe, más allá de la formalidad», ya que el desacato, «impulsado por los promotores de la guerra económica y las debilidades institucionales (…) superó ampliamente el control de precios».
Consultado sobre las subidas de los precios de los productos, o la desaparición de estos en momentos políticos específicos, Salas precisó que entonces «el debate sobre los precios no puede reducirse a la simple existencia del control de precios». Considera que endosar toda la culpa a los controles, en el caso venezolano, conduciría «a la errónea conclusión de que basta con eliminar el control para que todo vuelva a la normalidad».
Particularidad
En el libro ‘La mano visible del mercado’, la economista y académica Pascualina Curcio escribe que «dadas las características estructurales de la economía venezolana, el valor de la moneda siempre ha ejercido una influencia determinante sobre la economía real». En resumen, detalla Curcio: «No son factores económicos, ni contables los que permiten explicar la escasez de medicamentos y productos de higiene en Venezuela desde 2012. Otros factores inciden (…), decisiones y acciones políticas y geopolíticas».
Guerra a la economía
Para el escritor venezolano Luis Britto García, «toda guerra comienza como conflicto económico y termina arrojando consecuencias financieras». En un artículo titulado ‘La guerra económica’, publicado en el diario ‘Últimas Noticias‘, recuerda que «las dos Guerras Mundiales se libraron para evitar que la potencia industrial más desarrollada en Europa dominara el mundo» y que «la Guerra Fría fue una contienda económica que terminó quebrando la economía soviética».
No es causal, escribe Britto García, «que las principales guerras de las últimas décadas se hayan librado en países con recursos energéticos o con pasos estratégicos hacia ellos».
El también abogado precisa que en Venezuela no existe «ni disminución de producción, ni cierre de empresas, ni desempleo, ni falta de asignación de dólares preferenciales». Concluye Luis Britto que en el caso venezolano no ha habido necesidad de una «invasión foránea» y mucho menos de «conflicto armado», porque «un ejército de especuladores va destruyendo el proyecto socialista«.
Hagan sufrir la economía
Henry Kissinger lo resumió así: «Hagan sufrir la economía», refiriéndose a la estrategia para debilitar al gobierno de Salvador Allende, según un extracto del libro ‘Bienvenidos a tiempos interesantes’, del sociólogo esloveno Slavoj Zizek.
Allí asegura que altos «representantes de EE.UU. admiten abiertamente que la misma estrategia es aplicada hoy en Venezuela».
Según el sociólogo esloveno, «el exsecretario de Estado Lawrence Eagleburger declaró en el noticiero Fox que el atractivo de Chávez para el pueblo venezolano ‘solo funcionará mientras la población venezolana vea que con él existe la posibilidad de un mejor estándar de vida. Si en algún momento la economía realmente empeora, la popularidad de Chávez dentro de su país con toda seguridad caerá: esa es, en principio, el arma que tenemos contra él, un arma que deberíamos estar usando'».
Para el también filósofo esas declaraciones dan «credibilidad a la conjetura de que las dificultades económicas enfrentadas por el gobierno chavista», no responden únicamente a la «ineptitud de su propia política económica» Precisa que no se trataría de reacciones ciegas del mercado, sino de «una especie de ejercicio del terror».
By: Ernesto J. Navarro / RT