36 por ciento de los afectados nunca fumó. La variable medioambiental es crucial para avanzar en la lucha contra la segunda causa de muerte por cáncer en América Latina. Se apunta a otras causas: contaminación del aire interior y exterior; emisión de gas radón doméstico y presencia de arsénico en el agua.
La sentencia sonó fuerte y clara en el War on Cáncer Latam 2018, realizada recientemente en Bogotá, Colombia, donde se entregó el Informe editado por la Unidad de Inteligencia de The Economist y patrocinado por Roche. El 36% de los casos de cáncer de pulmón no está ligado al tabaco y se debe a otras causas, tales como contaminación del aire interior y exterior; emisión de gas radón doméstico y presencia de arsénico en el agua.
El cáncer de pulmón es la segunda enfermedad neoplásica más mortal en Chile, con un alto impacto humano, social y económico. Su tasa de incidencia alcanza los 3.307 casos y su tasa de prevalencia, al 3.862, según Global Health Data Exchange 2016; instalándose como el tercer país, luego de Uruguay y Argentina. No obstante, la proporción de personas que mueren a causa del cáncer de pulmón entre nuestra población alcanza el 94%, constituyéndose en el 2º país en que más muertes causa el cáncer de pulmón, luego de Ecuador.
La investigación de The Economist “Cáncer de pulmón en América Latina: es hora de mirar hacia otro lado” analizó datos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay y los hallazgos indicaron que esta enfermedad produce más de 60 mil muertes cada año en estos países, con un costo anual superior a los 1.600 millones de dólares.
Si bien Chile demostró un buen desempeño en el control del tabaquismo, con un área de relativa fortaleza y donde su legislación busca cumplir con las disposiciones de la OMS y de la ratificación de acuerdos internacionales sobre lugares libres de humo y comercialización de cigarros, existen otros factores de riesgo de cáncer.
El tabaquismo sigue siendo la causa predominante y constante en el cáncer de pulmón, pero no la única. The Economist asegura que “El vínculo con el tabaquismo ha sido incuestionable desde la década de 1950”, pero “la creencia generalizada que el tabaquismo representa entre el 80 % y el 90% de la incidencia se aplica principalmente a países ricos, no a los menos desarrollados”.
Las cifras emanadas del estudio demuestran la importancia crucial del control del Tabaquismo para tratar el cáncer de pulmón en América Latina, pero, a la vez, ilustran sobre la carga sustancial de las otras causas el caso del cáncer. Lo que preocupa a los expertos es la falta de información y el desconocimiento sobre estos riesgos en nuestra Región. “Hay productos químicos que causan la mayoría de los cánceres pulmonares a los no fumadores a través de la exposición ambiental o laboral”, sostuvo el informe.
Entre los cancerígenos pulmonares específicos presentes en Latinoamérica en general, y en Chile en particular, conviene mencionar la contaminación del aire, tanto en interiores como en exteriores. La primera sólo afecta a algunos de los países estudiados, mientras que la segunda, a todos en cierta medida.
Se estima que el uso de combustible sólido en interiores -se sospecha de la madera-, es causa del 13% del cáncer de pulmón en Bolivia, Perú y Paraguay. El Coordinador de la Clínica de Cáncer de Pulmón y tumores torácicos del Instituto Nacional de Cancerología de México, Dr. Oscar Arrieta, señaló que “la exposición elevada al humo de la leña en la Región y las diferencias con el humo del tabaco en cuanto a la incidencia en el cáncer podrían ayudar a explicar la gran proporción de mutaciones del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) entre los hispanos”.
El Subdirector General del Centro de Investigación de Sistemas de Salud, del Instituto Nacional de Salud Pública de México, Ricardo Pérez Cuevas, planteó que no es posible abordar el cáncer de pulmón sólo desde el punto de vista médico, sino que habría que considerar los factores sociosanitarios y socioculturales que están atravesados por la pobreza y que son transversales en términos de precariedad entre los países latinoamericanos.
Advertido sobre la emergencia sanitaria que experimentamos en la zona de sacrificio de Puchuncaví-Quintero, en donde lo que la autoridad gubernamental optó por la suspensión de clases y la implementación de un plan de apertura de más recintos asistenciales para la atención de salud la población en la zona, el especialista subrayó que esta respuesta “tiene mucho que ver con la voluntad que se tiene para reducir la contaminación, que va más allá de lo que representa la capacidad de respuesta del sector, abrir más consultorios no necesariamente va a resolver el problema, lo que va a resolver el problema, específicamente, es que haya la mejora en los determinantes sociales, en el ambiente, esto va a reducir la demanda”. Añadió que “en el cáncer de pulmón pasa lo mismo, pero es mucho más complicado, por un lado, tiene que ver con la exposición a distintos factores de riesgo como arsénico y radón, las personas que cocinan con leña o la contaminación intradomiciliaria, además de fumar y que haya una predisposición genética. Lo segundo tiene que ver con estas condiciones sanitarias, indudablemente que haya una mejora en la capacidad de identificar tempranamente a quien padece o a quien está en riesgo de padecer el problema. Y lo tercero, es que esta persona, una vez que tiene el problema tenga acceso a un tratamiento de una manera oportuna”.
Según The Economist, “recientemente, se ha reconocido que la contaminación del aire exterior, especialmente, de las partículas en suspensión (tanto PM10 como PM2,5), induce el cáncer de pulmón. América Latina carece casi por completo de estudios específicos sobre este nexo causal. En los países estudiados, 110 ciudades monitorean las concentraciones de la PM10, sólo el 6% se situó por debajo del límite anual promedio recomendado por la OMS. Entre los 52 que monitorean el PM,2,5, la cifra es apenas el 8%”. Además, se indica que “los datos de la ONU muestran que el 83% de la población total de los países estudiados vive en áreas urbanas, en dichos Estados, el Global Burden of Disease de la OMS estima que más el 8% del cáncer de pulmón es causado por dicha contaminación”.
El Director de Oncología global de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami, Gilberto Lopes, afirmó que “la contaminación atmosférica, sin duda, es una causa de cáncer y cáncer de pulmón también, del orden del 2 a 3% de cáncer al pulmón vienen por contaminación atmosférica, pero es algo que se tiene que seguir estudiando. Desde el punto de vista de la relación de contaminación por cáncer ya está establecido, por lo que hay que ver qué hacemos para disminuir la contaminación, pues hay problemas cuando no llueve, que se pone peor que es lo que pasa en el invierno en la mayoría de los países del Cono Sur”.
Desde la Academia, añadió el experto, “podemos seguir generando datos, enseñar que el problema existe y que la sociedad civil pueda tomar acción y hacer que los gobiernos cambien y resuelvan esos problemas”. La afirmación no suena baladí si se observa que, en Chile, sólo el 2% de los fondos para investigación en oncología se dedican a cáncer de pulmón, según se informó.
En relación a la presencia del arsénico en fuentes de agua potable, el estudio refiere directamente a nuestro país, dada la contaminación relacionada con la actividad productiva de la Minería, principalmente en el norte de nuestro territorio, que puede introducir o aumentar la presencia de esta sustancia química en el agua subterránea. El estudio confirmó que “esta relación ha sido particularmente bien estudiada en Chile. El desvío de agua desde los ríos Toconce y Holajar al suministro de agua potable de Antofagasta en 1958 hizo que la concentración de arsénico, que ya era casi nueve veces superior al límite recomendado por la OMS, fuera 87 veces superior a ese límite. El tratamiento del agua resolvió el problema a principios dela década del 1970, pero se sospecha que el arsénico es la primera causa de que la región circundante tenga una tasa de mortalidad por cáncer de pulmón que triplica con creces la de cualquier área similar en otras partes de Chile”.
Martin Koehring, editor jefe de Salud, Liderazgo de Reflexión EIU y uno de los editores de la investigación de The Economist, detalló los resultados del semáforo que evalúa áreas prioritarias, como control del tabaquismo, acceso y diagnóstico temprano; mientras que las áreas importantes, se enfocaron en los dominios de tratamientos, servicios no curativos, prevención no relacionada con el tabaco, información y defensoría –apoyo a la causa- y calidad de los datos.
Según el informe, el área mejor posicionada en el caso de Chile, fue la de Control del Tabaco y las de peor desempeño fueron Acceso e Información y apoyo a la causa; mientras que las áreas de Diagnóstico precoz, tratamiento, servicios no curativos, Prevención no relacionada al tabaco y calidad de los datos obtuvieron puntuación media.
El propósito del sistema de semáforos, advirtió The Economist, “no es clasificar ni señalar a los por su desempeño. Por el contrario, el objetivo es que se use para abrir un debate profundo sobre el progreso y las deficiencias de las Políticas analizadas”.