Dieciséis son los candidatos, pero según las encuestas solo tres tienen reales posibilidades de conseguir su objetivo. Se trata de Yaku Pérez que, según la encuestadora Market, alcanza una intención de voto de 13 por ciento; Guillermo Lasso, quien sube en puntuación y alcanza un 30 por ciento; y quien lidera los sondeos es el candidato de la alianza Unión por la Esperanza, Andrés Arauz, el representante correísta que marca un 36 por ciento.
Solo dos semanas restan para que el pueblo ecuatoriano decida quien será su próximo presidente para el periodo 2021-2025. El siete de febrero es la fecha en que la ciudadanía deberá elegir, nada menos, que entre 16 candidatos para que, uno de ellos se establezca en el Palacio de Carondelet.
Dieciséis candidatos, sí, pero según las encuestas solo tres tienen reales posibilidades de conseguir su objetivo. Se trata de Yaku Pérez, del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik que, según la encuestadora Market, alcanza una intención de voto de 13 por ciento; Guillermo Lasso, de la alianza Creando Oportunidades (CREO) – Partido Social Cristiano (PSC), sube en puntuación y alcanza un 30 por ciento; y quien lidera los sondeos es el candidato de la alianza Unión por la Esperanza, Andrés Arauz, quien marca un 36 por ciento.
Es sobre este último candidato que se posan la mayoría de las miradas, pues Andrés Arauz ha sido catalogado como la “continuación del Correísmo”. De hecho, durante el último gobierno de Rafael Correa ejerció como ministro de Cultura y Patrimonio encargado. Ante la imposibilidad legal de que el ex mandatario se presentara a las elecciones, fue Arauz el elegido por Revolución Ciudadana y Centro Democrático, los movimientos que conforman Unión por la Esperanza, para continuar con las políticas progresistas iniciadas por Correa (UNES).
El hecho de que Arauz marque primero en las encuestas pone de manifiesto que, pese a los intentos del actual mandatario ecuatoriano, Lenín Moreno, por anular todo indicio del Correísmo, sus esfuerzos no lograron el propósito. Aunque Arauz, si bien marca primero en las encuestas, no le alcanza el 40 por ciento para imponerse en primera vuelta, de ahí que nadie se atreva a presagiar un triunfo del ex ministro de Cultura.
“El Correísmo tiene la posibilidad cierta de imponerse en primera vuelta, pero eso no significa que triunfe en segunda vuelta”, advirtió el cientista político y académico de la Universidad Católica de Temuco, Alejandro Olivares, quien vivió en aquel país sudamericano.
El candidato que le sigue, Guillermo Lasso, es un conocido banquero ecuatoriano y ya ha sido candidato a presidente en dos ocasiones, por lo tanto su nombre, asociado a la derecha local, arrastra un importante capital político que, dependiendo del comportamiento de los electores, podría imponerse en segunda vuelta.
Pero nadie sabe a ciencia cierta lo que pasará, pues los votos en aquella nación han obedecido, en el último tiempo, más a nombres que a ideologías o proyectos, por lo que, de momento, Arauz es quien acaricia más de cerca el sillón presidencial. Para muchos, el Correísmo está de vuelta o, simplemente, nunca se fue.
“Nunca perdió la influencia, siempre fue una fuerza política muy importante aun cuando trataron de bajarlo o de sacarlo de carrera de muchas formas, ¿por qué? Porque Correa es un líder que, a pesar de los cuestionamientos en su contra, significa mucho para la clase media baja y para las clases populares, pues materializó un cambio, mejoras significativas para el sector más pobre del país. Y eso no lo olvidan”, acotó Alejandro Olivares.
“Correa y los candidatos del correísmo nunca dejaron de ser una opción real, de hecho, hace dos años en las elecciones locales el Correísmo ganó la Prefectura de Quito contra todo pronóstico y, de alguna u otra manera, ya anticiparon que son una fuerza electoral importante aunque no esté presente Rafael Correa”, agregó.
La eventual victoria de Andrés Arauz y, por consiguiente, el retorno del Correísmo deja también a América Latina con un mapa político diferente. Durante el mandato de Correa Ecuador fue tremendamente cercano a países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, formando una alianza que se materializó en el ALBA, organización regional que congrega a los gobiernos de izquierda de la región, por lo que se espera que, de ganar Arauz, Ecuador gire nuevamente hacia la izquierda continental.
Así lo cree el analista internacional Guillermo Holzmann. Según el experto, lo anterior no es una noticia alentadora, sin embargo, refleja la polarización política de la región.
“El Correísmo y su propuesta progresista significa llevar a Ecuador a una mayor cercanía ideológica con regímenes como los de Venezuela o Nicaragua, también con Argentina, y viene a establecer una suerte de división al interior de América del Sur. Esto claramente no es buena noticia, pero también es parte de la realidad que hoy se vive en los países de América del Sur y sus distintas manifestaciones políticas ideológicas”.
Y claro, el tema del posicionamiento político regional ha sido un tema permanente para atacar la candidatura de Arauz. Este viernes, su contrincante más cercano, Guillermo Lasso, sostuvo que la alternativa correísta representa un “pasado de corrupción” y que volver a esa alternativa convertiría a Ecuador en una nueva Venezuela.
Por otro lado, los 16 candidatos que, finalmente, irán a la papeleta en Ecuador reflejan un país altamente fragmentado, Si bien la mayoría de las candidaturas no superan el tres por ciento en las encuestas, el solo hecho de haber tantas alternativas demuestra una crisis de los partidos políticos incapaces de representar a gran parte de la población.
Según Alejandro Olivares no es raro ver en aquella nación un gran número de candidaturas, pues muchas provienen de movimientos regionales o, simplemente, personalismos, pero lo que sí es evidente es la crisis de los partidos, lo que conllevará, necesariamente, a un poder Legislativo dividido y poco favorable par quien salga Presidente.
“Hay una crisis, por decirlo de alguna manera, de los partidos políticos tradicionales que se está manifestando no solamente en esta elección, sino que en todos las anteriores. Es prácticamente imposible que un partido genera mayoría en el poder Legislativo, entonces, la Asamblea Nacional, para quien sea el próximo presidente, va a ser un escenario bastante difícil porque probablemente no va a tener mayoría”.
Un poco más drástico fue Guillermo Holzmann, quien sostuvo que en aquel país se vive una crisis política que, incluso, está amenazando la democracia.
“Yo diría que hay una crisis política que está afectando la institucionalidad democrática, y es una crisis política que está llevando a la gente a una expresión de desconfianza respecto de lo que sería una adecuada gobernabilidad democrática. Además, la situación de Ecuador es muy fragmentada, recordemos que la tercera fuerza representa una visión de izquierda asociada a los pueblos originarios, y ésta es una fuerza que no está con Correa, no estuvo con Moreno y tampoco está con la élite empresarial ecuatoriana”.
Aquella tercera fuerza que se refiere Holzmann está representada en la candidatura de Yaku Pérez, con gran apoyo indígena, segmento que alcanza un tercio de la población ecuatoriana. Son los votos con los que este candidato cuente los decidores a la hora de un balotaje, pero nadie se atreve a sentenciar el destino de esos sufragios. Si hay algo claro es que los indígenas no tuvieron una buena relación con Correa, tampoco se sienten cercanos a la derecha representada por Guillermo Lasso, por lo que nadie se atreve a dar un proyección.
¿Qué rol tendrá el Gobierno saliente de Lenín Moreno? Ambos analistas contestaron esta pregunta y ambos coincidieron: ninguna, tal como ha sido su gobierno. Tan debilitado, que ni siquiera fue capaz de presentar un candidato de continuidad.
By: Camilo Villa J. / Diario Uchile