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La firma de seis documentos, además de la creación de la Comisión Binacional Interministerial de Seguimiento de los compromisos asumidos entre la Argentina y Chile en materia de facilitación de trámites fronterizos e infraestructura de pasos, fueron los puntos fundamentales de la visita de Sebastián Piñera en Buenos Aires. Organizaciones de ambos países presentan sus cuestionamientos, sobre todo, porque el enfoque estaría dejando de lado “una integración política integral basada en los principios de la solidaridad y la complementariedad”.
La humedad de Buenos Aires acompañó la gira presidencial de Sebastián Piñera. El objetivo de la visita, inaugural para su administración, fue concretar la firma de seis documentos.
Entre ellos, destaca el Protocolo Adicional al Acuerdo de Complementación Económica relativo a permitir las operaciones de comercialización, exportación, importación y transporte de energía eléctrica y gas natural; el memorándum de Entendimiento sobre cooperación en materia de ciberseguirdad, ciberdelito y ciberdefensa; además de la creación de la Comisión Binacional Interministerial de Seguimiento de los compromisos asumidos entre la Argentina y Chile en materia de facilitación de trámites fronterizos e infraestructura de pasos.
En sus discursos, tanto Sebastián Piñera como Mauricio Macri han enfatizado en la cercanía de sus administraciones. A los presidentes los une una estrecha relación de amistad, reforzada por una visión común de mundo.
“Integrarnos, como nunca antes, tiene que ser una meta para fortalecer el desarrollo”, dijo el jefe de la Casa Rosada dándole la bienvenida a su par chileno. En el discurso público agregó que el objetivo común es “acelerar el comercio, el desarrollo productivo y las mejoras en educación para reducir la pobreza”.
En respuesta, el presidente Piñera destacó los valores y visiones comunes de ambos gobiernos. “Tenemos hoy día grandes coincidencias, no solamente los valores: el valor de la democracia, la libertad, los derechos humanos, sino que además, una enorme coincidencia en cómo enfrentar los problemas del presente y los desafíos del futuro”.
Para el jefe de La Moneda es fundamental convenir en acuerdos permanentes y reales en el Congreso. Por ejemplo, la liberalización comercial, “abrir las puertas para fomentar el comercio e intercambio de bienes”.
“Necesitamos una mirada de futuro. Hicimos ya una primera transición: recuperamos la democracia, pero eso es historia. La generación del Bicentenario es acabar con el desarrollo y la pobreza. Queremos lograrlo antes que termine la próxima década”, agregó.
El enfoque comercial de las reuniones es rechazada desde la sociedad civil. Por ejemplo, desde Chile Mejor sin TPP y Asamblea Argentina mejor sin TLC, han advertido su preocupación.
Una de sus principales preocupaciones es que la integración prometida por ambos presidentes sea únicamente económica, dejando de lado “una integración política integral basada en los principios de la solidaridad y la complementariedad”.
También el cómo el Mercosur podría ser impregnado por la lógica de la Alianza del Pacífico. Señales dadas por Argentina, por ejemplo, al ser incluida como observadora del grupo. “La firma de tratados comerciales entre Chile y Argentina, y entre Chile y Uruguay , avanza en el sentido de acercar los bloques del Mercosur y de la Alianza del Pacífico, adaptando cualquier idea de integración política a la integración comercial y a la apertura indiscriminada de los mercados internos. El único objetivo de este acercamiento es la inserción de nuestros países en las cadenas globales de valor que sólo refuerzan los privilegios de las grandes empresas transnacionales y que en el mismo movimiento quitan derechos a nuestros pueblos”.
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