El Fondo Monetario Internacional proyectó que nuestro país, en el 2022, tendrá un PIB de 30 mil dólares por persona, sin embargo, no existe una redistribución que tienda a la equidad.
El Fondo Monetario Internacional proyectó, para el 2022, un Producto Interno Bruto (PIB) de 30 mil dólares, medido a paridad de poder de compra. Sin embargo, no existen signos de redistribución del capital, ya que el Instituto Nacional de Estadística, en su informe de 2017, determinó que el ingreso mediano de la mitad de la población es de 380 mil pesos mensuales, es decir, el 50 por ciento de los trabajadores percibió ingresos menores o iguales que este último monto.
El economista de la Universidad de Santiago, Víctor Salas, analizó la proyección hecha por el Fondo Monetario Internacional en contraste con la realidad de los trabajadores promedio en Chile, y concluyó que, si bien nuestro país se perfila como una de las economías más prosperas en Latinoamérica, también es el más desigual.
“El cálculo del PIB para este año es de 25 mil dólares por habitante, eso está asociado con la mala distribución de la renta que tenemos ya que, obviamente, parte importante del crecimiento se lo lleva el decil de más alto ingreso del país, que no son solo los dueños de las grandes corporaciones, sino que también los generantes, es decir, los sueldos más altos del país”, explicó el economista.
Según las cifras entregadas por el FMI, nuestra nación será la primera de América del Sur en alcanzar los 30 mil dólares por persona, esto, once años después de sobrepasar la marca anterior de US$ 20 mil (en 2011). En segundo lugar regional se ubica Uruguay, cuyo PIB per cápita (PPP) llegará, en 2022, a US$ 28.133, es decir, unos US$ 1.800 menos que el chileno.
La marca que pretende alcanzar nuestro país en términos de crecimiento contrasta con el sueldo mínimo de 286 mil pesos y que podría llegar, en 2019, a 300 mil. Dicho monto se queda muy por debajo de las necesidades que una familia promedio tiene. Por lo mismo, es que la bancarización de las personas se ha vuelto la solución, es decir, la banca permite un endeudamiento del doble de la renta y con eso mantiene atado a quienes necesitan de sus servicios.
Víctor Salas, economista de la Universidad de Santiago, planteó que “la mala distribución de las rentas en el país está asociada con las malas remuneraciones que se pagan en las empresas privadas y, es ahí donde, trabaja la mayor cantidad de gente. En general, la justificación que se da para eso es que hay una baja productividad, entonces, no se puede pagar más, pero la verdad, esa baja productividad solo se ve expresada en los trabajadores, porque el capital tiene altas utilidades. Al ver las tasas de utilidades que tienen las empresas uno queda espantado, y estamos hablando de la misma empresa que paga malos sueldos y paga grandes utilidades a sus accionistas”.
Una característica descrita por el académico de la Universidad de Santiago es que “se ha logrado generar en el país una relativa estabilidad del empleo, y si lo pierdes, sabes que vas a encontrar otro, porque las tasas han estado entre 6.5 y 7 por ciento, incluso, ha crecido hasta un 7.3 por ciento. La gente siente esa relativa certeza, la banca les presta plata, por lo mismo tenemos un endeudamiento de un 77 por ciento. Entonces, el país está solucionando su problema de acceso a bienes con procesos de financiamiento estable desde los bancos en vez de desarrollar una política de redistribución”.
La reflexión que hace el economista de la Universidad de Santiago, tiene ejemplos muy claros, como los montos que se cobran por aranceles de Universidades en Chile que no bajan de los 2,5 milliones de pesos, lo que contrasta con un sueldo medios de 380 mil pesos. Esto es lo que mantiene a buena parte de los estudiantes y padres adquiriendo deudas que deben ser cancelas en periodos de tiempo que superan los 10 años.
Las cifras entregadas por el Fondo Monetario Internacional sobre el un crecimiento del Producto Interno Bruto por persona son auspiciosas para el capital, sin embargo, las políticas de redistribución planteadas por el Gobierno van en contra de un desarrollo equitativo. Por los mismo, es que los más de cien millones de dólares vendidos en el primer día del Cyber Day no aseguran que los operarios de estas transacciones reciban algún rédito de su trabajo.
By: Francisco Velásquez / Diario Uchile