noviembre 22, 2024

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Documental buscar detener la expansión de la industria salmonera a Magallanes

Chile es el segundo productor mundial de salmón. La industria está experimentando un alto crecimiento, por lo que las granjas se están trasladando a las aguas más prístinas de nuestro planeta para aumentar su producción. Pero, ¿qué efectos conlleva este crecimiento para el ecosistema y para la salud humana? El surfista y activista, Ramón Navarro, expone estas inquietudes junto a su padre en un viaje que muestra la cruda realidad de la salmonicultura, en una producción de Patagonia.
Heriberto Navarro es pescador artesanal, su hijo Ramón Navarro heredó su pasión por el mar y se convirtió en un surfista de talla mundial. Los Navarro, siempre siguiendo lo que dicta el océano, se trasladaron hasta Carelmapu durante los años 80, en plena fiebre del loco. De esta pequeña localidad conservan recuerdos inolvidables de una vida tranquila, en absoluta comunión con los pescadores de la zona y en contacto con una naturaleza generosa en recursos y paisajes.
El vínculo afectivo que desarrollaron con el lugar y su gente se mantuvo en el tiempo. Sin embargo, con cada visita, el panorama iba cambiando, haciéndose más preocupante: la industria del salmón estaba destruyendo paulatinamente la vida de esta localidad. Motivado por su activismo y por el lazo que lo une con la comunidad de pescadores artesanales, Ramón decidió mostrar al mundo lo que ha generado la salmonicultura en la zona. Con esa idea en mente, buscó el apoyo de Patagonia, compañía que lo ha respaldado en distintas iniciativas medioambientales, para desarrollar el proyecto audiovisual: “Estado Salmonero”, que deja en evidencia todo el daño que ha implicado el crecimiento del mercado salmonero en una región donde las empresas gobiernan, con la clara misión de inspirar a construir una mejor manera de pensar este negocio.
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La industria acuícola ha generado un fuerte impacto en Los Lagos y en otras zonas donde se ha instalado. Lo peor es que, tras afectar los recursos de la región de Los Lagos, están trasladándose a las prístinas aguas de la región de Magallanes. Según la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), “muchas de las granjas que ya funcionan en Magallanes han generado zonas sin oxígeno, donde la flora y la fauna marina no puede prosperar”. Además, agregan que “las granjas de salmón contaminan el fondo marino con grandes cantidades de desechos, provenientes de alimentos sin consumir, de las heces de los peces y de los químicos usados en su cultivo”.
La experiencia vivida en la región de Los Lagos, ha puesto el foco en la alta utilización de antibióticos en la producción de salmón chileno, lo que ha impactado al medio ambiente, la fauna silvestre, la pesca artesanal y la vida humana.  Según datos entregados por Oceana, la totalidad de empresas salmoneras que operan en territorio nacional supera el uso promedio de antibióticos permitido en Noruega.
¿Qué significa esto? La Organización Mundial de la Salud alertó hace poco tiempo acerca de los peligros del exceso de utilización de antibióticos en la industria alimentaria, debido a su capacidad de generar resistencia bacteriana. Es tal la gravedad de este problema que la entidad aseguró que la resistencia bacteriana sería la primera causa de muerte en el año 2050.
Sin embargo, a pesar de los daños causados, lejos de frenar la expansión de las salmoneras en el país, la tendencia ha sido seguir aprobando más concesiones por nuestras costas. Esta realidad es retratada por Ramón Navarro y su padre en la producción de Patagonia, “Estado Salmonero”, que será estrenada este 27 de mayo a las 20 horas en el teatro San Ginés, y que luego será exhibido en distintas regiones del país.
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“En Chiloé ya colapsaron todas las aguas por la intervención de la salmonicultura.  En 2016, un bloom de microalgas impactó no sólo a la industria salmonera, sino también a almejas, robalos, y rollizos, lo que afectó a toda la comunidad local, sus fuentes de trabajo y al medioambiente. Tras la crisis del 2016, la industria sufrió la mortalidad de 40 toneladas de especies de cultivo, lo que llevó al vertimiento, en medio del mar más de 9 toneladas de salmones muertos, generando un impacto ambiental invaluable. Si pensamos que esto sucedió en Chiloé, ¿Por qué no va a pasar en los lugares del sur donde se instalen?”, comentó Ramón Navarro.
“¿Vamos a seguir produciendo más de 900 millones de toneladas en un ecosistema donde nunca hubo salmones?. Tenemos que hacer este tremendo proceso de ir a pescar sardinas anchovetas, hacerlas harina de pescado, dársela a los salmones, contaminar los fiordos de la Patagonia, llevarlo en avión hasta Estados Unidos, ¿para que alguien se lo coma?”, cuestionó Lisbeth Van der Meer Vicepresidenta de Oceana Chile.
Ante esto, el surfista, y embajador de Patagonia reiteró el llamado a preocuparse de los alimentos que se llevan a la mesa. “Ayúdanos a proteger los últimos lugares prístinos de nuestro planeta. Evita comer salmón cultivado y di NO a la expansión de la industria salmonera a la región de Tierra del Fuego, Magallanes y al canal de Beagle en el sur de Chile y Argentina”, finalizó el deportista y activista ambiental.
By: Diario UChile

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