Para la directora de la Fundación Nodo XXI, Daniela López, se trata de un problema que bien podría empezar a resolverse en el marco del proceso constitucional. “Vamos a tener que pensar en infraestructuras de solidaridad interconectadas, que se hagan cargo de la trayectoria humana”, indicó en conversación con nuestro medio.
Desde el inicio de la crisis sanitaria en nuestro país, diversas han sido las voces que han expresado su preocupación respecto de la forma en que el desempleo está golpeando cada vez con más intensidad al sector femenino.
Si bien el último reporte del Instituto Nacional de Estadística da cuenta de que el desempleo masculino es ligeramente mayor al de las mujeres en al menos un 0,9 por ciento, ya en mayo, el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile había advertido de que dicha cifra podría esconder un porcentaje importante de mujeres que pasan a la inactividad y que no son consideradas como desempleadas.
Pero entender este fenómeno, afectado directamente por las brechas de género, se debe partir desde la diferenciación que existe hoy respecto del empleo remunerado y el no remunerado. Y para la directora de ComunidadMujer, Paula Poblete, es imposible tratar de entender la trayectoria laboral de hombre y de las mujeres sin considerar estos dos modelos.
Esta situación, incluso antes de la pandemia, dificultaba el desarrollo laboral de las mujeres, dado que se producía una mezcla entre las dos formas de trabajo, lo cual acarreaba una sobrecarga que, según resaltó Poblete, es aún más evidente en medio de la contingencia actual.
“Esta pandemia lo único que hizo fue agudizar la crisis de los cuidados que lleva muchos años, vino a evidenciar la injusta sobrecarga de trabajo de las mujeres, la carga global de trabajo que suma el trabajo remunerado y el no remunerado. En ese sentido, el impacto ha sido de mucho agotamiento y ha significado la salida de muchas mujeres del mercado laboral debido a que con el cierre de la sala cuna, jardines infantiles se ven imposibilitadas de delegar el cuidado”, señaló.
Resolver este problema, en el análisis de la directora de la Fundación Nodo Siglo XXI, Daniela López, tiene que ver con la ausencia de un modelo de desarrollo que considere el cuidado de la vida como un derecho transversal en la sociedad.
Así, en conversación con nuestro medio, López afirmó que “es imposible bajar los niveles de agobio de las mujeres si no socializamos el trabajo de cuidado. Es decir, si no tenemos una salud pública, una educación pública, pensiones dignas que permitan que esos cuidados se gesten. Necesitamos reconstruir instituciones que generen una interrelación de categorías de solidaridad para cuidar la vida, sino sigue siendo una responsabilidad solo de las mujeres”.
Además, para la abogada, el debate sobre la corresponsabilidad del cuidado es un tema que se vincula perfectamente con el proceso constituyente que se iniciará con la realización del plebiscito de octubre. Sin embargo, el hecho de que la eventual nueva Constitución reconozca al cuidado como un derecho, sería solo el primer paso.
“Es un avance que sea reconocido, porque hasta este momento nadie lo reconoce como problema, pero vamos a tener que pensar una infraestructura estatal nueva, y eso necesariamente va a estar ligado a tener que salir de la focalización del Estado subsidiario, pensar en un nuevo Estado que se haga cargo de la defensa de la vida, y que cree infraestructuras de solidaridad interconectadas que se hagan cargo de la trayectoria humana”, sostuvo.
La situación del desempleo y la desocupación femenina es un tema que también viene siendo observado desde el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, y que está próximo a presentar los resultados de su Encuesta de Ocupación y Desempleo en el Gran Santiago el próximo 10 de julio.
Vaticinando el complejo escenario que podría arrojar el estudio, la directora de dicha institución, Lorena Flores, se refirió a las políticas públicas que podría aplicar el Gobierno respecto de este tema, y que necesariamente requerirán de una mirada de género.
“Normalmente los gobiernos tienden a partir por la construcción, porque es un sector grande y que además demanda de otros sectores, por lo tanto, es beneficioso. Pero ese sector es mayoritariamente de hombres, por lo tanto, el Gobierno va a tener que colocar algunos incentivos y preocuparse de las políticas en términos de mejorar el desempleo de la mujer porque si no son justamente ellas las que van a quedarse atrás en su participación en el mercado laboral”, subrayó.
Esta recomendación se hace más pertinente aún dado que, como ya se ha consignado en este medio, rubros como el de las trabajadoras de casa particular han sido de los más afectados por la pandemia. Asimismo, hay que recordar que, aunque el último reporte del INE considere mayor el desempleo en el caso de los hombres, el porcentaje de desocupación se situó en un 33 por ciento para las mujeres; mientras que, en los hombres, llegó solo al 27 por ciento.
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