A las 19 horas de este domingo (hora local en China) se produjo la temperatura más alta desde que hay registros en territorio del gigante asiático, cuando en la localidad de Sanbao -a las puertas del desierto de Taklamakan- los termómetros marcaron 52,2 grados Celcius a la sombra.
El calor abrasador azotó al remoto municipio noroccidental situado en la depresión de Turfán, una vasta cuenca de dunas de arena y lagos desecados a más de ciento cincuenta metros por debajo del nivel del mar, en la provincia de Xinjiang. La anterior temperatura máxima (de 50,3 °C) se había registrado en 2015 en Ayding, también allí, en el mismo reseco Turfán, según informa el periódico estatal Xinjiang Daily.
Los prolongados episodios de altas temperaturas en China han puesto a prueba las redes eléctricas y los cultivos, y crece la preocupación por la posibilidad de que se repita la sequía del año pasado, la más grave de los últimos sesenta años. De hecho, China enfrenta un acelerado empeoramiento de las condiciones meteorológicas extremas, pues el 22 de enero de este año la temperatura en Mohe, ciudad de la provincia nororiental de Heilongjiang, cayó hasta los ¡¡53 °C bajo cero!! según la oficina meteorológica local, superando el mínimo histórico de China de 52,3 °C bajo cero, establecido en 1969.
Desde el reciente mes de abril, Asia, en pleno verano boreal, soporta el embate de olas de calor sin precedentes y las condiciones meteorológicas extremadamente altas mantienen en alerta a las autoridades y científicos, preocupados en relación a la capacidad humana de adaptarse a un clima que cambia con demasiada rapidez puesto que, lamentablemente, el objetivo de mantener el calentamiento global a largo plazo dentro de los 1,5 ºC comprometidos en tantas convenciones internacionales está cada vez más lejos, según los expertos en clima.
De hecho, en abril, Tailandia alcanzó una temperatura récord de 45 °C, mientras que Vietnam se vio obligado a racionar la electricidad en mayo, cuando temperaturas que superaron los 44°C dispararon la demanda de aire acondicionado. Y en la India, recién en junio pasado, la ola de calor abrasador que azotó a dos de los Estados más poblados del subcontinente asiático causó más de ciento setenta muertos y obligó a la hospitalización de cientos de personas.
Mientras aquello ocurría en Sanbao el reciente fin de semana, a 1232 km. de distancia, en Corea del Sur, mortales inundaciones y aluviones de tierra y barro en el centro y sur del país a causa de lluvias torrenciales se saldaban con al menos 40 personas fallecidas, 34 heridas y 9 desaparecidas hasta ahora, según las últimas cifras publicadas por el Ministerio del Interior. Además, cerca de 6.400 habitantes del condado central de Goesan serán evacuados debido a que una represa empezó a desbordarse y el agua está sumergiendo a las poblaciones cercanas.
Por otra parte y de acuerdo a la información proporcionada por la agencia de noticias local Yonhap, algunos de los fallecidos quedaron atrapados en sus vehículos dentro de en un túnel subterráneo en una localidad de la provincia de Gyeongsang del Norte. Todo este panorama había sido precedido por alertas de nuevas olas de calor emitidas a principios de julio.
Desde entonces, las lluvias más intensas en una década han azotado el centro de país, arrasando los campos de trigo en una zona conocida como el granero de Corea del Sur, región donde se esperaba que el calor récord persistiera durante al menos otros cinco días. Esta semana, Estados Unidos y China intentan reavivar sus esfuerzos para luchar contra el calentamiento global. Precisamente para ello John Kerry, enviado especial estadounidense para el clima, se encuentra en Pekín para mantener conversaciones con su homólogo Xie Zhenhua.
Con los 52,2º grados alcanzados en China este fin de semana, ya son cinco los países donde se ha superado la barrera de los 50º grados Celsius este año. Los otros son países son Irán, Omán, México y Estados Unidos.