Una suma de acontecimientos han hecho que los 93 años de la institución sean en un contexto adverso. Fuertemente cuestionados, la reforma a la policía chilena asoma como única esperanza para recuperar su legitimidad.
Es este uno de los momentos más complejos que debe atravesar Carabineros en sus 93 años de historia. El aniversario de la institución estuvo lejos de los festejos y honores de antaño, pues la ciudadanía cuestiona su legitimidad, debido a una serie de episodios que han empañado su nombre: corrupción, abusos y violaciones a los derechos humanos, denunciadas en informes internacionales son solo algunas muestras de una entidad que, según expertos, necesita una reforma estructural urgente.
“Carabineros debe recuperar el sitial que le corresponde”, sostuvo el Presidente Sebastián Piñera, este lunes, durante la ceremonia de aniversario institucional. “No son del Gobierno ni oposición, son de todos los chilenos”, recordó el mandatario, consiente de las críticas que sobre la policía nacional se deslizan.
Por su parte, el general director de Carabineros, Mario Rozas, lamentó el rechazo que su institución provoca hoy en día en la población. “Nunca antes habíamos visto expresiones de tanta animadversión hacia Carabineros, con innumerables intentos de agredir a algunos de los nuestros, por el solo hecho de vestir este uniforme”, señaló.
Y es que no es un cumpleaños feliz. El panorama es tan complejo, que el 49 por ciento de aprobación que, según la encuesta Cadem, tiene Carabineros, se celebra como una victoria.
Pero la pérdida de legitimidad de la policía chilena se remonta un poco más atrás del estallido social de octubre, y no tuvo que ver con abusos y violaciones a los derechos humanos, sino que con corrupción.
Los casi 30 mil millones de pesos obtenidos del llamado “Pacogate” –el fraude más grande en la historia de Chile- mermaron significativamente la confianza de la gente en Carabineros.
Para el director de Espacio Público y experto en seguridad, Mauricio Duce, el fraude reveló la falta de control sobre la institución uniformada y desmitificó su supuesta transparencia.
“Visibilizó un problema que venía desde hace mucho tiempo pero lo puso de una manera pública muy dramática y muy fuerte, que era la carencia de control de la autoridad civil respecto de lo que estaba ocurriendo en Carabineros, es decir, la autonomía fáctica –como le llamo- que han adquirido en la práctica, más allá de lo que las leyes lo permiten y, por otra parte, tendió a desmitificar una idea sobre la cual Carabineros había construido su nombre, que era la idea de una policía son ningún tipo de corrupción”.
El también abogado y académico de la Universidad Diego Portales puntualizó en que tanto el “Pacogate” como el Caso Catrillanca o el actuar policial durante la crisis social son el síntoma de una crisis interna que se arrastraba desde hace bastante tiempo.
“Caso Catrillanca, Operación Huracán, lo ocurrido con el estallido social, son manifestaciones muy claras de una crisis que Carabineros venía enfrentando desde antes. Estos hechos no son la causa de la crisis, sino que son manifestaciones específicas de problemas importantes a nivel de control, a nivel de desempeño policial, y a nivel de una pérdida de legitimidad que se expresa con estos casos. Esto iba a ocurrir, de todas maneras, a partir de tácticas y estrategias que apuntan a los jóvenes y basadas en controles de identidad”.
En ese sentido, Duce advirtió que una relación sana entre la policía y la ciudadanía no puede estar basada solo en políticas coercitivas que, además, son percibidas como arbitrarias por la población.
Por otra parte, el académico sostuvo que hoy en día el personal uniformado no tiene las herramientas suficientes para ejercer de buena manera su autoridad, “es menos profesional de lo que debiese”, afirmó.
Similar opinión tiene la académica de la Universidad de Santiago y experta en seguridad pública, Lucía Dammert, quien señaló que tanto los episodios de corrupción como los de abusos se dieron con muy poca distancia de tiempo, lo que hizo estallar una olla a presión que, de todas maneras, iba a explotar.
“Esas dos vertientes, que nunca se habían conjugado, que ocurrían en momentos distintos, esta vez se presentan en un mismo momento, con un liderazgo muy debilitado de Carabineros, con un mundo político también bastante débil, y yo creo que esa es la tormenta perfecta que hace que los niveles de legitimidad y confianza en la institución lleguen a niveles mínimos”.
Ante todo esto, es que el Gobierno de Sebastián Piñera presentó una reforma a Carabineros que contiene alrededor de cien medidas concretas, entre ellas las que apuntan a la educación en torno a derechos humanos, a la transparencia en su financiación, y a la modernización institucional.
Para Dammert, tal reforma es reconocida por Carabineros como necesaria, sin embargo para ellos no debiese ser tan profunda como sugiere la experta.
“Carabineros reconoce la necesidad de una reforma, pero ellos piensan una reforma que es bastante menos estructural de la que yo creo que tienen que hacer y, por supuesto, están aprovechando estos momentos para tratar de demostrar que no son una institución cien por ciento corrupta, cien por ciento abusadora, pero además de palabras necesitamos hechos”.
Por el momento los hechos se muestran en la labor de los uniformados durante la presente crisis sanitaria, sin embargo, no parecen ser suficientes para revertir el rechazo que genera Carabineros en la población.
Las esperanzas apuntan a la esperada reforma, misma que pretende conciliar a ciudadanía y uniformados para que el centenario de la institución sea en un clima un poco más amable que el actual.
By: Camilo Villa J. / Diario Uchile