En entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, la diputada se mostró confiada frente a la arremetida del Ejecutivo en contra de la reducción de jornada a 40 horas semanales. Sobre el motivo, Vallejo señaló que se debe a que el proyecto «toca la fibra del modelo neoliberal extremo que tenemos».
Ante el anuncio de la presidenta de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, Gael Yeomans, de la citación a una sesión doble extraordinaria el próximo lunes 2 de septiembre, donde los parlamentarios discutirán y votarán el proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, el Gobierno ha mantenido su postura de férreo rechazo.
A los dichos de distintas autoridades de la Administración de Sebastián Piñera, se sumaron los del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien desde hace algunas semanas venía aumentando la cifra de empleos que, supuestamente, se perderían y que ante el anuncio de la votación el próximo lunes, agregó: “Ellos pueden seguir adelante, pero es un proyecto inconstitucional”. Según el secretario de Estado, la inviabilidad de la propuesta se debe a que implicaría gasto fiscal.
En entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, la diputada Camila Vallejo (PC), principal impulsora del proyecto en cuestión, se mostró tranquila y confiada frente a la que calificó como “una guerra declarada” por parte del Gobierno contra la iniciativa que ella impulsa.
“Me parece que es una ridícula campaña del terror. No se sostiene, porque es imposible que la gente crea que, por una hora de diferencia a la semana, un proyecto disminuye entre 200 a 350 mil empleos y el otro proyecto los aumenta en la misma cantidad. Nada explica por qué con una hora de diferencia a la semana un proyecto podría significar esas consecuencias catastróficas y el otro las consecuencias positivas que dice tener. Entonces es imposible de creer esa argumentación”.
- Entonces ¿qué cree que hay detrás de esta actitud del Ejecutivo?
“Lo único que podría creer que está detrás es una campaña de deslegitimación, de aplicar o tratar de introducir miedo en la población, para que el proyecto de reducción de jornada laboral a 40 horas pierda apoyo ciudadano. Pero no ha tenido buenos frutos y no ha tenido mayores efectos porque, justamente, es poco creíble”.
- ¿De qué manera enfrentan esta arremetida del Gobierno y esta información ‘poco creíble’?
“Es que, más allá de los estudios, porque hasta el momento no hay ningún estudio serio que avale las cifras del Gobierno, y más allá, incluso, de las proyecciones positivas que nosotros podríamos hacer de nuestra propuesta, que han hecho algunos economistas de la Universidad de Chile, lo importante es desmitificar estos impactos negativos. Chile ya vivió la reducción de jornada laboral, no tuvo efectos negativos en materia de empleos ni de salarios, tampoco en los países europeos que se aplicó en su momento -a principios de los 80 o durante la década de los 90- tuvo esos efectos la reducción de jornada laboral a 40 horas o menos”.
“Yo creo que la guerra declarada del Gobierno contra este proyecto la están perdiendo, pero por su propia incapacidad. Hay una especie de sabiduría popular que hace imposible que la gente crea ese nivel de mentiras”.
- ¿Cree que si este proyecto hubiese venido desde otra bancada o diputación podría haber suscitado una reacción distinta por parte del Ejecutivo?
“No lo sé. Obviamente hay un cierto grado de anticomunismo, de no querer apoyar iniciativas que vengan de parlamentarias o parlamentarios comunistas. Pero creo que, más allá de eso, porque por ejemplo el proyecto de Ley Gabriela que impulsamos el Gobierno lo está apoyando, el tema de 40 horas toca la fibra de este modelo, cuestiona un poco el fundamento de este modelo neoliberal extremo que tenemos”.
- ¿Toca la fibra del modelo en qué sentido?
“Este es un modelo que se basa en la sobre explotación de los trabajadores y trabajadoras para poder sobrevivir y para poder acumular riquezas. Entonces, cuando uno plantea que haya menos explotación a los trabajadores y trabajadoras, que puedan tener jornadas dignas, que de alguna manera aumente también la valorización del trabajo y que no todo sea concentrar riquezas en los que tienen el capital, la verdad es algo que al Gobierno le molesta. Le molesta porque atenta contra la acumulación de la riqueza de sus sectores más cercanos, que son sus amigos empresarios, del mundo de la gran empresa, de los súper ricos, que es de donde proviene el Presidente de la República y la mayoría de los que componen este gobierno”.
“Entonces, también hay un empecinamiento ideológico del Gobierno contra este proyecto y de una incapacidad de entender que también el desarrollo puede generarse con trabajadores y trabajadoras en condiciones dignas. De hecho, la mayoría de los países desarrollados han entendido eso”.
- ¿El proyecto del Gobierno iría por el camino contrario?
“Claro, por otro camino. El camino de un neoliberalismo extremo y radical que es la agenda de las derechas más duras a nivel mundial, que es arremeter con todo contra los sindicatos y los derechos colectivos de los trabajadores y trabajadoras. Eso es lo que está en la agenda laboral de los gobiernos de ultraderecha en el mundo. Y eso es lo que está haciendo el Gobierno, actualmente, con su propuesta de reforma laboral”.
- ¿Qué cree que hay detrás de la propuesta del Gobierno?
“Cuando hablan de flexibilización, en verdad hablan de precarización. No es que estén hablando de una flexibilidad positiva para los trabajadores y trabajadoras. Lo que hacen es hablar de una flexibilización unilateral, impuesta por los empresarios, que va a significar precarización, porque ellos van a poder disponer del tiempo de los trabajadores y trabajadoras, a contrapelo, además, de lo que han dicho en las últimas conferencias que ha organizado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a nivel internacional de avanzar hacia mayor soberanía del tiempo para garantizar mayor libertad en cómo usan su tiempo”.
“Lo que está haciendo el Gobierno es todo lo contrario, porque está haciendo que los empresarios tengan más firme el sartén por el mango, en relación a la disposición del tiempo de los trabajadores y trabajadoras que están subordinados a ellos”.
- Últimamente, hay quienes han acusado que la reducción de jornada laboral a 40 horas terminaría con menos horas efectivas de trabajo, debido a que ésta incluye la hora de colación. ¿Qué le parecen estas críticas?
“Me da un poco de risa la verdad que no se hayan dado cuenta, eso estaba en el origen del proyecto. Es un proyecto súper acotado, ellos mismos decían que era un proyecto “malo” porque tenía dos o tres artículos, y no fueron capaces de ver que, desde siempre, la idea de considerar el tiempo de la colación como parte de la jornada estuvo presente en ese proyecto. Son 40 horas de jornada, pero ellos quieren considerar el tiempo que se trabaja efectivamente. Entonces, claro, podrían no solamente mantener el tiempo de colación como fuera de la jornada, sino que, incluso, podrían llegar a argumentar que el tiempo de ir al baño o el tiempo de fumarse un cigarro se descuenta, entonces pueden decir que finalmente los trabajadores trabajan mucho menos y con eso justificar alargues de jornada”.
- Es decir ¿existe una concepción distinta a la del Ejecutivo en torno a lo que significa el trabajo efectivo?
“Esos cálculos que trata de hacer el Ejecutivo son tramposos y para nosotros es importante que todo lo que significa estar en el lugar de trabajo sea considerado como parte de la jornada laboral, porque tú estás fuera de tu casa. Incluso, hay países en donde han avanzado en considerar el tiempo de traslado, ni siquiera nosotros estamos proponiendo eso. Agradezcan que no estemos proponiendo eso, porque si ya consideramos el tiempo de traslado, que son como tres horas promedio, estaríamos hablando obviamente de jornadas mucho más largas que se trabajan efectivamente”.
- ¿Está la idea de avanzar en ese sentido?
“Yo creo que si es que el sistema de transporte no empieza a ser más eficiente vamos a tener que empezar a dar esa discusión también en algún momento. Pero no es algo que en este proyecto esté planteado. Por ahora nosotros consideramos que ya es un gran avance reducir la jornada, considerar el tiempo de colación y que ésta reducción no afecte los salarios de los trabajadores y las trabajadoras y, por cierto, la gradualidad de las pymes, que ya está no solamente comprometida, sino que está introducida como indicación al proyecto de 40 horas. Con eso, nosotros consideramos que el proyecto está bastante redondito y creemos que debería avanzar rápidamente en Congreso”.
By: Tomás González F / Diario Uchile