A partir de una reciente encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en que se constata que los hogares con menos ingresos gastan más de lo que tienen, expertos en alimentación, finanzas y sociología analizan los más relevantes alcances del estudio que describe el consumo de los chilenos, y cómo esto forma parte de la cultura nacional.
Uno de los puntos más significativos del estudio es el que establece que la mayoría del presupuesto de los hogares de las capitales regionales se destina a alimentos y bebidas no alcohólicas. Dentro de estos, el pan y las gaseosas azucaradas ocupan los primeros lugares.
Para el profesor del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, Fernando Vio, existe un tema cultural y educacional que hasta ahora no aborda el Estado con ninguna política.
El también director de la Unidad Académica Nutrición Pública, precisó que en nuestro país la cena se ha sustituido por pan, y las bebidas gaseosas son, hace tiempo, signo de buen funcionamiento económico familiar, relacionando al agua con el concepto de muy bajo presupuesto o pobreza.
“El 90 por ciento de la población cambió el plato de comida en la noche por la once, y qué es la once, pan en cantidades con algún agregado. Desde hace muchos años es, entre comillas, mal visto tomar agua, entonces, la gente prefiere tomar bebidas gaseosas. Es un tema cultural que tiene múltiples causas. También está la necesidad de comer para compensar los problemas de la vida diaria, la gente consume para compensar otras carencias, es un tema principalmente emocional, que tiene que ver con problemas afectivos, en el trabajo o debido al estrés”, afirmó.
Desde el punto de vista sociológico, Jorge Larraín, autor del libro “Identidad Chilena”, hace hincapié en la necesidad de las personas de cierto sector por consumir para pertenecer a ciert0s grupos sociales superiores. Esto se da especialmente en estratos bajos y medios.
En este grupo de personas clasifican también los desesperados por dejar de ser lo que son y llegar a una capa donde nunca van a poder llegar. Sin embargo -precisó- todo esto ligado a la deuda, pues no se tienen los recursos económicos y obliga a suscribirse a un tipo de crédito, lo que es, finalmente, una consecuencia negativa.
“Cuando no hay capacidad económica para sostener los signos externos de tu pertenencia, es decir, cuando tú no puedes tener esa prenda de vestir que se debe usar para pertenecer a ese grupo o aspirar a pertenecer, finalmente tienes que comprarlo a crédito, y a lo mejor tu sueldo no da para sostener ese tren continuado de gastos en que sustentan tus aspiraciones. También es recurrente en las personas endeudarse para tener un auto, que es otro signo de clase media.”, argumentó.
Según la encuesta del INE, los bienes que elevaron el consumo de los chilenos en estos últimos cinco años están asociados al tiempo libre y al bienestar, como gasto en hoteles y restaurantes.
Para el director de Chiledeudas, Guillermo Figueroa, el chileno vive en un constante autoengaño. Precisó que, efectivamente, las personas están adquiriendo más bienes o logrando un crecimiento económico mayor, pero a través de las deudas.
Figueroa indicó que se debe tomar con pinzas las expresiones de autoridades donde afirman que esta “sociedad está avanzando en materia adquisitiva”, ya que este avance se da, principalmente, a través del crédito y la utilización de la llamada “bicicleta” financiera, donde la mayoría se dedica a amortizar los intereses mes a mes, perpetuando la deuda base, que principalmente se obtiene con alguna tarjeta de crédito.
“La gente está autoengañándose en múltiples ocasiones, pueden obtener bienes muebles e inmuebles con facilidad, o pueden ostentar algún tipo de crecimiento económico, pero tenemos que ser súper sinceros, ya que gran parte de ese patrimonio que los chilenos construyen es en función de las deudas. A los ojos de la sociedad han tenido un avance económico, han tenido posesiones importantes, pero que a la larga nos son sostenibles”,
La encuesta del INE muestra que los hogares más vulnerables del país presentan gastos mayores a los ingresos que perciben. Así sucede en los tres primeros quintiles socioeconómicos, es decir, el 60 por ciento de los hogares en Chile.
Tomando como ejemplo el I Quintil, en 2012, el endeudamiento era de 49 por ciento. En la última encuesta EPF esta diferencia es de 66 por ciento.
Después de dar a conocer el estudio, el director del Instituto Nacional de Estadísticas, Guillermo Pattillo, destacó que “el país que ha crecido, y que cada vez los bienes llamados necesidad son cada vez una fracción menor del gasto de las personas”.
Ante esta afirmación, el investigador de la Fundación Sol, Benjamín Sáez, manifestó que el ingreso no es sustantivamente mayor respecto a lo que se reportaba en la última versión de la encuesta.
Precisó que los gastos se siguen concentrando en temas básicos, de servicios, alimentos y transporte.
Saez subrayó además, en el tema de la deuda, donde según datos del Banco Central, el 72 por ciento por ciento de los ingresos de los chilenos se destinan al pago de compromisos crediticios todos los meses.