Una oposición constructiva, capaz de ponerle cabeza y sentido común a los cambios y desafíos que Chile debe enfrentar en los próximos años, es el rol que deberá jugar la centroderecha a partir de marzo.
Asumimos y reconocemos el triunfo de Boric. Pero rescatamos y proyectamos también, la tremenda votación de la centroderecha.
Kast no ganó, es cierto, pero se impuso en cinco regiones. En Los Ríos el resultado fue estrechísimo –menos de un punto de diferencia -, y se impuso en 9 de 12 comunas. Esa es una señal potente que el nuevo Presidente y su equipo deberá atender a la hora de gobernar.
Desde la futura oposición, que representa a casi la mitad del país, seremos constructivos por cierto, pero atentos, vigilantes e inquisitivos para que el nuevo gobierno haga las cosas bien, con respeto a todos los chilenos, a la institucionalidad y a las leyes vigentes.
Pero también exigimos claridades urgentes de vuelta. Porque así como no se puede ser chicha y limonada a la vez, tampoco marxista y liberal.
Por ejemplo, urge saber cuál será el Boric que presidirá: si el de la primera vuelta, de izquierda  marxista con la marraqueta del alza impositiva bajo el brazo; o el de la segunda vuelta, ese de centroizquierda tradicional, defensor de los logros de Aylwin, Frei, Lagos, Piñera y Bachelet, con visión social de mercado, de consensos y cambios reflexivos y paulatinos.
Debe clarificar ahora y no después cuál versión tendremos: la que avala las tomas ilegales de lo público y privado o la que defiende el estado derecho; el que a la delincuencia, al narcotráfico y al terrorismo pretende combatir con diálogo o con el imperio de la ley.
Claridades: si los ahorros previsionales seguirán siendo de usted o del Estado, porque por definición ambas cosas no conjugan bajo un régimen único… Cómo apoyará el emprendimiento y reactivará el crecimiento mientras le pone más piedras a la mochila tributaria. Cómo frenará la inflación y la fuga de capitales, básicos para la sanidad económica, pero difíciles con incertidumbres.
El gobierno que asumirá viene con una mochila gigantesca de promesas de cambios, varias de ellas dudosas de cumplir…por eso son importantes éstas y otras claridades para que nos entendamos. Y lo entendamos. De que le vaya bien depende el futuro de Chile.